Todos tenemos 9 tipos de inteligencia, pero no utilizamos a todas por igual. Está claro que dependiendo qué es lo que queremos aprender usamos una u otra habilidad. Lo importante, en todo caso, es conocerlas y aplicar las que más podamos cuando recibimos conocimientos novedosos.
Inteligencia lingüística: leemos, releemos, escribimos, repetimos en voz alta… Nuestra capacidad para entender a través de la palabra se pone de manifiesto.
Inteligencia lógica-matemática: trabajamos con números para calcular tiempos, cantidades, posibilidades, respuestas, causas-efectos, y esto lo empleamos en diversos aspectos de la vida cotidiana.
Inteligencia musical: se conoce, coloquialmente como “tener buen oído”. Es vital en la música, pero escuchar correctamente también favorece en muchas otras actividades.
Inteligencia espacial: al pensar o percibir las cosas en imágenes fomentamos esta habilidad. Sobre todo, si eres capaz de crear modelos mentales en tres dimensiones.
Inteligencia emocional: investigaciones recientes han constatado que percibir cómo nos sentimos y manejarlo de manera adecuada puede contribuir a un mejor rendimiento académico.
Inteligencia intrapersonal: entender cuáles son nuestras necesidades, fortalezas y debilidades para comprender un tema puede ser una gran guía para saber cómo abordarlo.
Inteligencia interpersonal: escuchar, hablar, convivir, compartir. Un tema se puede hacer mucho más comprensible cuando se conocen las distintas perspectivas que se tienen de él.
Inteligencia naturalista: se utiliza al observar y estudiar al entorno. Puede aplicar también con las personas y examinar cómo se desenvuelven en determinada labor para asimilarlo.
Inteligencia corporal-kinestésica: manipular objetos con nuestro cuerpo genera un sentido de proximidad y de acción al aprender.
Fuente:
Checa:
0 comentarios:
Publicar un comentario